¿EN DÓNDE NACE LA RAÍZ DE TUS TABÚES CON TU CUERPO Y AUTOESTIMA?

No me enseñaron a mentir, no me enseñaron a escaparme, no me enseñaron que el hombre es quien disfruta el sexo y no la mujer, no me enseñaron a vestirme “decentemente”.

Los padres son nuestros primeros maestros en ayudarnos a establecer nuestra autoestima, son las raíces de nuestros tabúes, complejos, y de construir nuestra autoconfianza.

1. Ellos nos hacen sentir SEGUROS

Afortunadamente tuve padres jóvenes y abiertos sobre todo tipo de asuntos, que nunca me vendieron ningún tema como tabú. En mi hogar siempre hubo mucha disciplina y mucho diálogo, las curiosidades que me surgían sobre el mundo fácilmente las solucionaba con ellos y adquiría tanta información que no me surgía interés de ir afuera a experimentar lo que ya me habían explicado.

Cosa que no ocurría con mis amigas, pero yo no lo entendía en ese momento, no entendía cómo querían hacer tantas cosas vacías a escondidas, cómo les mentían a sus padres y cómo les crecía el hambre por explorar cosas que su mente aún no lograba asimilar por la inmadurez de la edad. Mis amigas mentían con gran facilidad, porque las circunstancias en sus hogares eran muy diferentes a las mías, ellas debían mentir para lograr su objetivo, yo solo necesitaba dialogar y una explicación profunda, entonces nunca tuve necesidad de mentir.

2. Mi padre no me rescató de la realidad

De pequeña amaba las faldas y los shorts y en algún momento me dejé contagiar por algunas amigas a quienes su padres les decían que eso era indecente, cuando le pregunté a mi papá me hizo salir de nuevo con un short, me enseñó a sentirme segura de mis piernas, a entender que habían retrógrados que miraban con morbosidad y a los cuales no debía temerles, Supe en ese momento que mi cuerpo es mío y decido cómo mostrarlo ante el mundo, sin importar cómo me vean o qué me digan.

Nadie cruza mis barreras ni va más allá de lo que yo permita. Pero a mis amigas les decían que las iban a morbosear, que parecían prostitutas, que luego las iban a tocar o hacer insinuaciones y no iban a poder decir nada, es decir les enseñaron que su cuerpo puede ser de otros si así lo ven los otros. ¿Pero cómo era eso posible? Yo no entendía la discrepancia en los modelos de educación, luego me di cuenta que casi toda la sociedad era así, que la mayoría de mujeres pasaban por esas y luego simplemente lo naturalizaban y se lo replicaban a sus hijos y así sucesivamente. Yo logré hacer un pequeño cambio en mi círculo social y decidí hacerlo más grande porque sentí que todas teníamos el derecho a vernos como mis padres me enseñaron a verme.

 

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3. Mi madre me permitió descubrirme a mí misma

Mi madre siempre me dijo que el sexo existía era para disfrutarlo y mi padre me enseñó a planificar en la adolescencia. ¡Y yo ni un beso había dado! Jaja. Fue una mezcla entre placer y responsabilidad, a pesar de que a mi padre le costaba ver su pequeña niña como una mujer adulta, era consiente de la realidad. Y así fue como aprendí a vivir el sexo con mucho placer y mucha responsabilidad, pero claramente esas fueron solo enseñanzas de academia, la práctica me formó y me enseñó lo que es el verdadero placer en la cama y cómo debemos vivirlo.

Hoy veo atrás mi niñez, mi adolescencia y agradezco a mis padres por las palabras positivas que me sembraron, acerca de mi cuerpo y como hicieron que sus enseñanzas formaran en mí una fuerte autoestima, dejando atrás toda sensibilidad por comentarios malintencionados de otras personas acerca de algo negativo sobre mí, que no deja que me derrumbe fácilmente ante los obstáculos, derrotas y frustraciones que trae la vida con sus enseñanzas.

Hoy veo como algunas de mis amigas cayeron en problemas de drogas, problemas alimenticios y en relaciones de pareja vacías a causa de inseguridades sobre sus cuerpos y a la falta de comunicación y amor, por el simple hecho de que sus padres no forjaron en ellas un castillo de bases fuertes de autoestima.

 

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Julie
Spicy Grape Team