3 TIPS PARA NO RENUNCIAR FÁCILMENTE A NUESTRA RELACIÓN DE PAREJA
Empecé con toda la ilusión, con mil mariposas en el estómago y hasta con proyección de vida, me sentía la más entusiasmada, pero el momento de felicidad duró solo 6 meses. Alberto fue el hombre que siempre quise en mi vida, su personalidad era la que siempre esperé en un hombre y la veía imposible, veía imposible que mi pareja fuera mi amigo, que pudiera hablar con él sin tapujos y contarle todas mis aventuras sin sentirme juzgada. Siempre soñé con un cómplice como pareja, al cuál pudiera contarle todas mis aventuras, soportarme en momentos difíciles y sentirme amada y respetada y en él encontré todo eso.
Empezamos una amistad de lujo, salíamos, íbamos a cine, hablábamos, nos veíamos todos los días, planeábamos viajes, pasábamos fechas especiales juntos y hasta compartíamos con nuestras familias. Manteníamos simplemente una amistad, pero ambos en el fondo sentíamos algo más que solo disimulábamos, hasta que pasamos un fin de año juntos y me di cuenta que ya no podía ocultar lo que sentía por él.
Sus manos me erizaban, sus palabras me movían el estómago y sus besos en la mejilla los quería en mi boca. Entonces decidí confesarle lo que sentía, pero con ninguna intención de avanzar en la relación, pues sabía lo valiosa que era nuestra amistad, solo quería que supiera lo que estaba sintiendo y para sorpresa, él me correspondió, me dijo que sentía lo mismo y que le gustaría intentar algo más conmigo, entonces luego de 7 meses de amistad empezamos nuestro noviazgo.
Las primeras semanas de la relación fue todo color de rosas, nos entendíamos a la perfección, intentábamos complacernos mutuamente sin reparos ni condiciones. Como toda pareja teníamos planes compartidos, sabíamos todo el uno del otro, nos desahogábamos juntos y sentíamos el apoyo que uno quiere sentir en su pareja. Pero al poco tiempo empezamos a mostrar nuestra verdadera cara, esto siempre sucede; cuando conocemos a alguien mostramos nuestra mejor versión y hasta versiones que no tenemos porque queremos deslumbrar a la otra persona y nos asusta pensar que nuestros defectos espanten a esa persona que nos atrae tanto.
Sin embargo, esos 7 meses de amistad igualmente nos sirvieron para conocernos y mostrar facetas reales de nosotros mismos, pero la relación en una amistad es muy diferente a la relación en una pareja y hay comportamientos que no demostramos con los amigos, pero sí con las parejas, porque con la pareja siempre intentamos mostrar la mejor cara y queremos agradar maquillando inconscientemente algunas facetas propias, mientras que, con los amigos, nos mostramos más libre y espontáneamente.
Alberto y yo éramos muy parecidos y por eso nos entendíamos tan bien, hablábamos sin tapujos, éramos muy relajados, no solíamos tomarnos nada a manera personal y nos gustaba vivir tranquilamente, sin que nada nos perturbara. Sin embargo, cuando ya habían pasado algunas semanas de la relación, ciertos comentarios, respuestas y comportamientos que no esperábamos, las fuimos tomando a manera personal, y lo que pensábamos era: A mí nadie vendrá a perturbarme la vida.
Con la primera respuesta cero tactos que me dio, me sentí ofendida, no quise ni siquiera discutirlo y tomé la decisión de no proyectarme con él, no quería una persona que usara malos tratos para responderme, odiaba el tono elevado de voz y la falta de sensibilidad. La rabia me bloqueó tanto, que eliminó toda actitud racional en mi cerebro. Dramaticé tanto el momento que no logré entender que el dialogo en una relación es crucial para avanzar.
Simplemente bloqueé mi mente ante cualquier solución. La relación continuó, yo quería saber hasta dónde podíamos llegar, pero mi entusiasmo inicial ya estaba en el piso, continué por mantener algo que no le veía futuro, no me esforzaba más de lo que podía y él tampoco; reaccionaba también de mala manera y ambos asumíamos una posición de resignación. Hasta que un día, por un pequeño desplante, no nos aguantamos más y nos dijimos adiós, sin siquiera una discusión o una disculpa.
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Hoy en día las parejas se presentan ante este tipo de situaciones y las actitudes facilistas de todos es dejarlo así, terminar, y conseguir otra persona que consideran más perfecta e ideal pero no se comunican y no logran avanzar sanamente la relación. Emprenden una búsqueda de la persona “perfecta”, porque viven pensando en un ideal de pareja que solo está en la mente y no se dan a la tarea de tener una comunicación abierta y asertiva acerca de lo que les gusta y les disgusta.
Por esta razón es crucial tener en cuenta los siguientes 3 tips para mejorar la relación con la pareja y no permitir que pequeños detalles que nos inconforman nos den por vencidos en la relación y no permitan que podamos construir algo maravilloso con alguien que valga la pena:
- Cuando algo te disguste trata de no reaccionar inmediatamente porque puedes generar una pelea fuerte, pero tampoco te quedes callada, hay que expresar los sentimientos de la mejor forma. Espera el momento en que estés más tranquila, pero no dejes pasar más de un día y pon el tema en la mesa, describe perfectamente lo que sentiste, lo que quieres como respuesta y lo que no puedes permitirle.
- Háblale de tus sueños y de tus proyectos en la vida, con esto puedes comparar cómo él te apoya y cómo es su reacción ante tu futuro, para que evidencies si te puedes proyectar con él a largo plazo.
- Aprende a entender si tu pareja es más receptiva en comunicación verbal o en comunicación de acción. Si prefiere hablar de lo sucedido o si prefiere demostrarte con acciones el cambio como reflexión.
Julie G.
Spicy Grape Team